Antes de que los bebés nazcan,
adquieren a través de la placenta las defensas necesarias para que se puedan
proteger de posibles infecciones durante sus primeras semanas de vida. Sin
embargo, esa protección se pierde al poco tiempo, por lo que es necesario vacunarlos
para protegerlos de posibles enfermedades y que mantengan su inmunidad frente a
ellas.
Desde que se descubrieron las vacunas, han aportado grandes beneficios a
la humanidad, erradicando enfermedades que antes eran epidémicas y que causaban
un gran número de muertes en todo el mundo como la viruela, las casi
erradicadas como poliomielitis o sarampión y las controladas como: hepatitis B, tétanos,
difteria, meningitis meningocócica o tos ferina.
Y el beneficio no solo ha sido a la salud de las personas, también se han reducido grandes gastos, ya
que ningún medicamento ha salvado tantas vidas como las vacunas, lo que
contribuye de manera importante al desarrollo de la sociedad.
Y aunque no lo creas, las vacunas benefician tanto a las personas que se
vacunan como las que por alguna razón no lo hacen, ya que se genera inmunidad
de rebaño. Esto sucede por ejemplo con la influenza, sólo se vacunan los grupos
que son vulnerables, sin embargo los que no pertenecen a ese grupo están
protegidos porque los contagios son menores.
Pero… ¿qué son las vacunas?
Una vacuna es cualquier preparación cuya función es la de generar en
nuestro organismo inmunidad frente a una determinada enfermedad. Y son hechas a
partir de microorganismos (bacterias o virus), muertos o atenuados, o productos
derivados de ellos.
Las vacunas se administran por vía intramuscular y en algunos casos por
vía oral (gotitas). Por lo general son necesarias varias dosis espaciadas en el
tiempo para lograr que la inmunidad se mantenga con el tiempo. De ahí la
importancia de cumplir con el esquema completo de vacunación, que podrás
encontrar en tu Cartilla Nacional de Salud.
¿Cómo funcionan?
Las vacunas activan el sistema inmunológico y pone en marcha las
defensas naturales del organismo y, de ese modo, reducen el riesgo de contraer
enfermedades. Esto lo hacen de la siguiente manera:
·
Reconoce al
microbio invasor (por ejemplo, un virus o una bacteria).
- Genera anticuerpos, que son proteínas que nuestro sistema inmunológico
produce naturalmente para luchar contra las enfermedades.
- Crea una “memoria” que recuerda la enfermedad y el modo de
combatirla y si en un futuro, nos vemos expuestos al microbio contra el
que protege la vacuna, nuestro sistema inmunológico podrá destruirlo
rápidamente antes de que empecemos a sentirnos mal o en algunos si
enfermamos evitará que sea grave.
¿Tiene riesgos la vacunación?
Tenemos que partir del hecho, que los riesgos de la vacunación siempre
serán inferiores a sus beneficios y no es mejor padecer la enfermedad que
recibir la vacuna: con la vacunación adquirimos protección previniendo la
enfermedad, que en ocasiones puede ser grave.
Las vacunas son muy eficaces y seguras y sus estándares de seguridad son
muy altos. Todas las vacunas que se administran en la actualidad han demostrado
claramente su eficacia y seguridad.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las vacunas si pueden
causar efectos secundarios y tomar precauciones, por lo que es importante
acudir con un profesional de salud para que nos indique si pudiéramos presentar
reacciones alérgicas por alguno de los componentes de la vacuna.
Pero en general los efectos secundarios pueden ser:
En el sitio de
la inyección
·
Dolor
·
Enrojecimiento
·
Hinchazón
En el resto del
cuerpo
·
Cansancio
·
Dolor de cabeza
·
Dolor muscular
·
Escalofríos
·
Fiebre
·
Náuseas
Por ultimo te
dejamos algunos consejos útiles para estos malestares: Consulta a tu médico si
es necesario tomar algún medicamento de venta sin receta médica como ibuprofeno,
aspirina o antihistamínicos, para los dolores o molestias.
O aplicar un
paño limpio, frío y húmedo sobre el área, mover el brazo, beber mucho líquido y
usar ropa liviana para controlar la temperatura.